Nada tiene sentido cuando las mariposas vuelan del revés y la Luna grita que quiere verte. La sangre se agolpa en mis oídos y siento el latir de mi corazón: bumbum,
bumbum. Otra copa de licor recorre mi garganta hasta llegar a mi cerebro, y
vuelve a mi boca que no sabe callar. El sabor amargo de la bilis me recuerda
que esto no está bien. Que no debo, que no puedo, que no quiero. O quizás sí
que quiera.